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Los Últimos Días de Londres: Una Entrevista a Paul Kelly

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(Foto robada de aquí.)

Paul Kelly, sin lugar a dudas, fue mi descubrimiento del BAFICI de este año. Un inglés amabilísimo, alto, que hablaba pausado y pensando y con una sonrisa perpetua en los labios. Sus películas, la mayoría de las cuales fueron proyectadas durante el festival, tratan sobre diversas bandas “de culto”, casi olvidadas o cuya importancia quedó en el tiempo, sobre músicos particularísimos y la decadencia de una idea y de una arquitectura de Londres, sobre los Juegos Olímpicos del 2012 y la rutina diaria de un joven repartidor. Cada uno de sus documentales encuentra la forma de llegar al corazón de su sujeto, desde el entusiasmo juvenil y el eventual agotamiento de las Dolly Mixtures, una banda impulsada a puras ganas, precursora del twee y K-Records; hasta el profesionalismo teatral y exagerado de los Dexy’s Midnight Runners en un show espectacular filmado de principio a fin; pasando por la singular cosmovisión y fe en si mismo que tiene Lawrence de Felt, Denim y Go-Kart Mozart. Kelly siempre encuentra la manera de presentar historias pequeñas y grandes de una manera emotiva, y de comunicar la amplia gama de sentimientos que es capaz de despertar la música en aquellos que la viven como algo más importante que su propia vida. Además, también cuenta con un costado de poética social y política que se expresa en películas como How We Used To Live y la Trilogía de Saint Etienne, donde muestra a un Londres que va desapareciendo, una identidad comunitaria inglesa en crisis, y como la gentrificación y el neoliberalismo van expulsando de las ciudades y los barrios a aquellos que podrían revitalizarlo. Todos estos films han sido lanzados por su productora, Heavenly Films.

Luego del BAFICI logré comunicarme con él a través de mail y aceptó muy amablemente concedernos una entrevista en donde hablamos de la escena punk y alternativa inglesa de los setentas y ochentas, Saint Etienne, Lawrence, la gentrificación de Londres y el estado actual de la música pop.

Mencionaste en tu charla durante el BAFICI que te comenzó a interesar la música en los años del punk y te quería preguntar cómo fueron esos años y que viste en la música que te entusiasmó.

Me había interesado la música desde la infancia. Mis padres me compraban discos y cuando cumplí tres años incluso me regalaron mi propio y pequeño tocadiscos. Cuando estaba creciendo no podías evitar la música pop, estaba en el centro de todo lo que estaba sucediendo y parecía muy importante. A mediados de los setentas, sin embargo, Inglaterra había caído en un bajón económico y cultural y mucha de la música que estaba siendo creada parecía reflejar esto. En retrospectiva era casi inevitable que hacía falta algún tipo de revolución musical.

En ese momento mi familia estaba viviendo cerca de un pueblo llamado High Wycombe donde los Sex Pistols tocaron un par de sus primeros shows, entonces el pueblo –que está muy cerca de Londres de cualquier manera- se encontró al frente de la escena punk. Mis dos hermanas mayores tenían la edad justa y estaban en el lugar correcto para verse atraídas hacia la escena y fue a través de ellas que yo fui expuesto a la misma. Me llevaban a ver bandas tocar en vivo cuando yo tenía 15 años. Antes de eso yo no conocía a nadie que fuese a conciertos de verdad, y la única vida nocturna que conocía era ir al club juvenil local o a la disco de la escuela, lo cual para mí era una experiencia dolorosa, por lo cual cuando comencé a ver bandas eso abrió una alternativa interesante. Esto era a mitades de 1977 así que me perdí el estallido inicial del punk. Si logré ver bandas como The Clash y los Ramones mientras todavía eran vitales, sin embargo, y a pesar de que los chicos más grandes decían que ya todo se había terminado, para mí se sentía nuevo y emocionante.

¿Y cómo cambió esa escena una vez que comenzaron los 80s?

Supongo que se fragmentó rápidamente en varios hilos diferentes. Yo me aburrí mucho con la música contemporánea alrededor de 1981 y comencé a escuchar música más vieja, principalmente de los 1960s. Creo que la gente a menudo tiende a mirar para atrás para encontrar inspiración y eso no es necesariamente una cosa negativa, para mí era una cuestión de encontrar algo genuino y excitante de nuevo. The Beatles miraban al primer rock’n’roll para su inspiración y cambiaron al mundo, Bob Dylan se fue incluso más atrás, a los 1930s, para inspirarse y dio vuelta a la música pop. Incluso el punk miraba para atrás para ir adelante porque a mitades de los setentas la música se había vuelto muy hinchada y autoindulgente. Odiábamos el pop brillante de los ochentas y queríamos algo que se sintiese auténtico. No hacía falta que fuese agresivo como el punk o el rock’n’roll pero si tenía que estar por completo en disonancia con el mainstream. No creo que muchas personas decidan crear con la idea de que quieren hacer algo completamente nuevo o hacer una revolución, simplemente están reaccionando contra lo que no les gusta y los tiempos en los que viven. Nosotros probablemente éramos bastante insulares pero pronto encontramos otras almas afines.

¿Cómo comenzaste con tu propia banda en los ochenta? ¿Te gusta tocar música o preferís estar detrás de la cámara?

Cuando comencé a ir a ver bandas en los setenta nunca me imaginé que iba a estar en una, solo me gustaba verlas en vivo, en ese momento simplemente estar ahí se sentía como formar parte de algo. Una tarde estaba en visitando a un amigo en su casa y decidimos tocarle el timbre al vecino que tenía una guitarra eléctrica. Los dos tocábamos guitarra acústica en la escuela y queríamos ver como se veía una guitarra eléctrica en la vida real. Ver esta hermosa guitarra roja de cerca y sostenerla realmente me marcó y me impresionó. Era solo una plancha de madera con algunos cables pero de alguna manera se sentía exótica y peligrosa. Inicialmente me interesaba más el equipamiento – guitarras y amplificadores – que estar en una banda, pero supongo que mi ego y las chances de atraer a una novia se superpusieron y entonces tocar en una banda se convirtió en mi foco. No creo que haya nacido para estar sobre un escenario y nunca podría haber sido un actor, pero me encanta hacer discos y me hubiese gustado ser exitoso como músico. No toco muy bien bajo ningún parámetro de la imaginación pero disfruto mucho de escribir canciones y grabarlas y creo que a nuestra banda, Birdie, le debería haber ido mucho mejor.

Por otro lado, me había interesado en la fotografía y había hecho películas Súper 8 cuando era niño así que de alguna manera terminé cayendo en mi carrera de reserva. A pesar de ello, dadas las elecciones, creo que hubiese preferido ser un músico… o quizás un piloto.

¿Por qué pensás que los ochentas en Inglaterra produjeron tal cantidad de bandas con guitarras nerviosas y un cierto afecto por los sesentas?

Era la música de nuestra infancia, fuimos los primeros bebes en crecer con los Beatles o los Byrds así que probablemente era un lugar de confort para nosotros. La mayoría de las otras personas que conocí que estaban en bandas indie en los 80s tenían una fascinación con los sesentas. Había varios de nosotros que realmente odiábamos la cultura mainstream del momento. Comprábamos ropa de segunda mano y discos y realmente nos sumergíamos en el pasado. La música de los rankings generalmente era creada por gente un poquito más vieja que nosotros y quizás los sesentas no los marcaron tanto como lo habían hecho con nosotros. Quizás se sentían demasiado cerca para ellos, y para nada románticos. No lo sé, solo puedo adivinar. Los 80s fueron un tiempo muy malo para la música y el estilo, malos cortes de pelo y feas ropas, encontrábamos los sesentas mucho más atractivos. Sé que muchas personas ahora miran a los 80s con afecto, pero para mí y la gente de mi generación fue un tiempo horrible y nos rebelamos contra él, aunque de una manera muy pequeña. Otro factor que puede haber contribuido a nuestro interés era que en 1982 un nuevo canal de televisión nacional llamado Channel Four comenzó a transmitir en Inglaterra y pasaba series como Ready Steady Go, The Prisoner y los Avengers y además una serie de películas inglesas clásicas de los sesentas que no se habían transmitido por muchos años. Cosas como Billy Liar, Midnight Cowboy, The Servant y Saturday Night Sunday Morning. En ese entonces solo teníamos cuatro canales de televisión, entonces estas películas fueron muy vistas y se volvieron muy influyentes para un cierto grupo de individuos como yo. Creo que Channel Four tuvo una influencia masiva en la cultura británica cuando comenzó y creo que no se han dado cuenta de su importancia hasta el día de hoy. Al final de los ochentas, sin embargo, realmente podías sentir que las cosas estaban cambiando para bien. No podíamos esperar el comienzo de los noventas.

¿Cómo te involucraste con Saint Etienne? ¿Hay una continuidad entre ellos y la escena indie inglesa de dónde provenías?

Bob Stanley era un periodista musical y tenía un fanzine con Pete Wiggs que se llamaba Caff. Ambos crecieron con intereses muy similares a los nuestros y eran básicamente lo que hoy en día llamaríamos “chicos indie”. Conectamos rápidamente a través de puntos de referencia comunes en música y cine y también compartíamos el sentido del humor. En 1987 mi banda East Village estaba teloneando a McCarthy y Bob había venido con ellos para reseñar a la banda en el Melody Maker. Vio nuestro set y se acercó luego a decir que le había gustado mucho y preguntar si nos gustaría grabar un flexi single para que se vendiese con el próximo número de su fanzine. Y desde entonces somos amigos. Bob y Pete también habían sido fans de Dolly Mixture y cuando necesitaron de una banda para tocar shows en vivo con Saint Etienne nos invitaron a Debsey [Wykes, bajista de Dolly Mixture] y a Spencer y mi de East Village para que nos unamos a ellos. Mi hermano Martin, que también estaba en East Village, comenzó a ser su manager más o menos en ese momento. Fue a través de Saint Etienne que conocí a Debsey y hemos estado juntos como pareja desde entonces. A través de los años, Saint Etienne se ha convertido casi en una familia extendida, Martin está casado con Sarah y Debsey todavía toca con ellos hasta este día. Me puedo acordar de la primera vez que Bob me hizo escuchar “Only Love Can Break Your Heart” en un walkman mientras esperábamos un tren en el Subte de Londres. ¡No podía creer lo que estaba escuchando! No tenía idea que Bob y Pete aspiraban a formar un grupo y aquí estaban con este disco increíble en su primer intento, ¡que fue y se volvió un gran hit!

¿Por qué estás tan atraído por Londres y su paisaje urbano? ¿Crees que ha perdido algo de su identidad en estas últimas décadas de gentrificación?

Londres sigue siendo mi ciudad favorita, pareciera existir en muchas capas diferentes al mismo tiempo. No puedo explicar porque, pero tiene una enorme atracción magnética para mí. También creo que Londres es un lugar increíblemente frustrante. Puede ser muy difícil vivir ahí pero es imposible de dejar. Sigo imaginándome que maravilloso sería empacar todo y mudarse pero en cuanto la abandono, la extraño. Siempre se siente que me estoy perdiendo algo de acción cuando no estoy ahí. Si siento, sin embargo, que mi capacidad de aprehender la ciudad se resbala a medida que se vuelve cada vez más cara. Hay una adquisición corporativa del centro de la ciudad que probablemente se venía amenazando hace años, pero que ahora parece estar asentándose. Además cada vez está más atiborrada de gente, entonces tiendo a evitar lugares que quizás hubiese disfrutado en el pasado. El mundo corporativo no tiene ningún interés en la gente o la cultura y ciertamente no tiene interés en la integridad de una ciudad, solo quieren absorberla y dejarla seca. Londres, históricamente, ha logrado evitar este tipo de sanitización corporativa, pero temo por el futuro. Mucho de lo que amo del lugar está perdiéndose a una velocidad increíble. La única esperanza sería que las autoridades locales tomasen cartas en el asunto pero el gobierno Tory actual está empecinado en reemplazar tanto al gobierno central como al regional por una economía de mercado que es difícil ver que se podría hacer.

En cierta forma, la “Trilogía Saint Etienne” parecería girar alrededor de jóvenes, adolescentes, y como “habitan” una cierta ciudad… ¿Crees que las ciudades se están volviendo lugares más exclusivos que tienden a desalentar la evolución de formas nuevas e inesperadas de cultura, especialmente con respecto a los jóvenes?

Yo tuve la increíble suerte de crecer en la era en la cual crecí y en un país que había creado el estado de bienestar luego de la Segunda Guerra Mundial. Esto era para asegurar que todos tuviésemos acceso a la salud pública gratuita y a la vivienda asequible, y a la vez proveía de una red de seguridad para cuando los tiempos se ponían duros. Esta fue una creación maravillosa y por primera vez en la historia de Inglaterra el estado puso a la gente primero. Podíamos sobrevivir con muy poco dinero cuando éramos jóvenes. Podías vivir en Londres y tener la libertad de estar en una banda o ser un artista o un cineasta sin tener que trabajar de otra cosa. La mayoría de la gente que conocía sobrevivía de beneficios como el seguro de desempleo y vivía en viviendas baratas del estado. No intentábamos evitar el trabajo, solo intentábamos tallar un futuro alternativo para nosotros y triunfar como músicos y el seguro de desempleo lo hacía posible. El estado de bienestar nos daba esa libertad y ayudó a miles de actores, escritores y músicos a lo largo de los años. Me imagino que la única manera en que la gente joven puede mudarse a Londres y estar en una banda hoy en día es teniendo padres muy ricos que los puedan mantener. Incluso si tuvieses un trabajo tendría que ser un trabajo con una paga muy alta. Los precios de la propiedad y de los alquileres están fuera de control y el boom de la vivienda es alentado por la política oficial del gobierno. ¡Lo cual es una locura! No tienen comprensión del valor del arte y la cultura. El estado de bienestar ha sido efectivamente barrido por gente que considera la codicia una virtud.

Bob Stanley habló acerca de cómo How We Used To Live no es un ejercicio en nostalgia pero un intento de preservar una imagen de Londres basada en pequeños detalles que se han perdido para siempre. ¿De qué manera pensás que esto se diferencia de la nostalgia?

No tengo un problema con la nostalgia. No entiendo porque es vista solamente en una luz negativa. Es importante mirar atrás y aprender del pasado, y tener un vínculo emocional con cosas que hemos perdido es simplemente natural. Es un error pensar que la gente era feliz y todo era maravilloso en el pasado, eso obviamente no es verdad, pero si no valoramos nada de lo que pasó ¿qué sentido tiene crear cualquier cosa nueva para el futuro? El cambio solo por el cambio no es necesariamente progreso. En el caso de Londres, es el hecho de que es una ciudad continuamente en evolución lo que la mantiene vibrante, pero barrer el pasado sin entender su relación con el presente no tiene ningún sentido.

Pareciera que hay una serie de modos estándar en los cuales el documental de música ha terminado encasillándose: el documental con “cabezas parlantes”, el documental de concierto, el documental de sigamos-a-un-artista-olvidado-mientras-conquista-de-nuevo-la-gloria… Tus películas incluyen características de todos estos tipos pero no son fácilmente encasillables. ¿Cómo te aproximas a la estructura de un documental?

Es bastante asombroso que un tema como la música, que a menudo es tan creativo y experimental, sea tan frecuentemente retratado en una forma aburrida y convencional. Sé que es difícil conseguir que transmitan y estrenen cualquier cosa remotamente inusual o protagonizada por un artista desconocido así que probablemente esto es la razón para un montón de documentales de música aburridos. Creo que la gente tiende a copiar lo que conocen. Estoy trabajando en un documental musical en este momento en el cual estamos tomando un punto de vista muy diferente a las “cabezas parlantes” tradicionales, al formato de archivo, pero está demostrando ser un gran desafío, tanto por el lado de conseguir inversores como en términos de estructura. He realizado documentales que siguen un formato bastante tradicional, mientras estén bien hechos no tengo un problema con ello. A veces es fascinante ver a gente dando una entrevista. Recientemente vi Last Days in Vietnam que es esencialmente un documental muy estándar en formato pero la historia está tan bien contada, y con un archivo fantástico, y las entrevistas están tan bien filmadas por Joan Churchill que lo vuelve un film muy bueno. Me aproximo a cada film de manera diferente, pero al final del día intento hacerlos funcionar como cine e involucrar al espectador en un nivel emocional, no se trata de que estoy intentando proveer al espectador con un montón de datos.

¿Se puede comparar la manera en que la narración funciona en una canción con la manera en que funciona en un documental de música?

Si he podido aplicar algo de lo que aprendí haciendo música a la factura de films diría que es la temporalidad y el ritmo.

Siempre podés darte cuenta cuando un editor tiene un buen sentido musical. No hablo de cortar como en un beat o algo así, solo me refiero a la temporalidad natural de una toma para adaptarse al clima. Hacer una película es muy parecido a armar un álbum, cada secuencia es como una canción. El orden en el cual ponés las canciones es crucial para el arco de un disco y para mí eso es muy parecido a un film. Sin embargo, no creo que mis canciones hayan estado nunca conducidas por una historia, para ser honesto, pienso que funcionan más en un nivel emocional.

En el caso de Dexy’s Midnight Runners, ¿por qué decidiste combinar un show largo con Rowlands y Paterson explicando de que se trata la banda?

Inicialmente se nos acercaron para filmar el show en vivo como un disco, no había planes para hacer una película. Kevin Rowland después preguntó si podíamos cortar un par de canciones de los ensayos para ver cómo se veían y el film creció a partir de eso. Al principio solo quería el show en vivo en su totalidad pero nosotros (Kieran Evans y yo) teníamos ganas de incluir otros elementos y así fue como realizamos las entrevistas. También les preguntamos a los otros miembros de la banda si les interesaba ser entrevistados pero por diversas razones no podían. Si me hubiesen encargado hacer una película sobre los Dexy’s desde un principio yo hubiese tomado una aproximación diferente pero considerando que evolucionó del show en vivo y que la realización de la película fue una ocurrencia tardía creo que salió bien.

¿Podrías explicar un poco por que elegiste a Lawrence como el sujeto de un documental y como fue colaborar con él para contar su historia?

He conocido a Lawrence vagamente desde los ochentas cuando él estaba en Felt, y mi banda estaba  ligeramente relacionada con la escena de Creation Records. Cuando fuimos a hacer Finisterre en el 2002, hicimos una lista de personas que sería interesante entrevistar y en ese momento yo estaba ayudándolo a Lawrence con el arte de un disco, así que le pregunté si le interesaría. Lo entrevisté en mi departamento y sentí que era tan gracioso y atrapante que comencé a pensar que podría ser un buen sujeto sobre el cual hacer una película. En ese momento él había recién comenzado a trabajar en un nuevo álbum y también estaba amenazado con la expulsión y el desahucio de su hogar. Sentí que estaba en una encrucijada en su vida y comencé a filmarlo. Esperaba demorarme seis meses pero la película terminó tomándome ocho años. Desaparecía durante meses y meses así que era muy difícil hacer planes o seguir cualquier tipo de narrativa. Al final intenté condensar la historia de forma tal que pareciese que todo sucede en el período de un año, sino hubiese sido demasiado complejo de seguir para el espectador. Me sentí bastante responsable por Lawrence cuando estaba trabajando en la película, creo que depositó muchísima confianza en mí. Puede ser muy cascarrabias y a la vez ser muy encantador y gracioso. Hay un balance y un equilibrio muy difícil de lograr cuando haces una película como esta, no quiero que parezca que me burlo o exploto las excentricidades del sujeto. Quiero que el espectador se ponga de su lado y se ría con él, la pregunta de alguna manera es ¿la broma es a costa suya o nuestra? Intenté dejar esa pregunta colgando en el aire.

También mencionaste que en Inglaterra tienden a ver a Lawrence como una fuente de burlas y ridículo, ¿Por qué es eso?

Creo que me estaba refiriendo a algunos críticos de cine que no podían entender a Lawrence y el por qué decidí hacer una película sobre él. ¡Algunas personas lo veían solo como un loco delirante! Pero en realidad hay mucho afecto por él en el Reino Unido en general y yo siento que la película es un retrato genuinamente cálido de un personaje muy interesante. Simplemente no conectó con algunos críticos en el momento de su lanzamiento e incluso hubo un poco de hostilidad en dirección a Lawrence de forma personal. Hubo algunas excepciones pero recuerdo que la película fue muy golpeada después de la proyección para la prensa en el Festival de Cine de Londres. Estoy seguro que si muchas de esas personas la viesen de nuevo pensarían de forma muy diferente.

¿Crees que la industria musical británica ha cambiado tanto que los artistas y bandas como él ya no aparecen más?

La industria musical en Inglaterra ya no existe para vender discos. No creo que muchas bandas se ganen la vida por la venta de sus discos. Hay algunos actos establecidos a los que les va muy bien pero me imagino que la mayoría de las bandas sobreviven tocando en vivo. La transmisión también ha cambiado. Hay muchas oportunidades para que los documentales musicales sean proyectados en cines pero es casi imposible que los pasen por la televisión, entonces es muy difícil conseguir financiamiento. Además de los shows de talento como X-Factor, ya no hay lugar para la nueva música en la televisión británica. La explosión del rock’n’roll en los 50s y 60s fue reflejada en el crecimiento de la televisión y como ambos ahora están en declive es difícil ver como una persona como Lawrence tendrá una plataforma. La internet crea una ilusión de fama pero no es compartida de forma nacional de la misma manera en que la televisión lo era en su momento.

Finalmente, dijiste que te gustan las historias que no han sido contadas… ¿De qué otras bandas te gustaría hacer documentales?

Me encantaría encontrar una banda que, literalmente, nadie escuchó. Quizás nunca han tocado ni una sola vez en vivo, pero hicieron música grandiosa y tienen un archivo increíble, una banda artie y outsider de verdad. Probablemente tenga que inventarlos y hacer un falso documental. De hecho, creo que debería registrar esa idea ya mismo.


La entrada Los Últimos Días de Londres: Una Entrevista a Paul Kelly aparece primero en El Baile Moderno.


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